
La historia detrás de Cycletrack:
El regalo de un padre: cariño y sencillez
Cuando Miro, un esposo devoto y padre de dos hijas adolescentes, buscó una aplicación para el seguimiento del ciclo menstrual que ayudara a su esposa e hijas a controlar sus ciclos, se sorprendió con lo que encontró, y aún más con lo que no encontró.
La mayoría de las aplicaciones estaban repletas de anuncios, bloqueadas por suscripción o sobrecargadas de funciones que dificultaban su uso. Miro quería algo sencillo, privado y accesible: una aplicación limpia y sin anuncios que funcionara con y sin conexión, en cualquier dispositivo y, lo más importante, que admitiera varios perfiles para que sus hijas pudieran usarla de forma independiente, administrada desde una única cuenta familiar.
No la encontró. Así que la creó.
Miro no era una gran empresa tecnológica ni un emprendedor de una startup. Era un padre dedicado que se preocupaba por sus seres queridos. Dedicó sus tardes y fines de semana a aprender a crear una aplicación web progresiva: un sitio web que funciona como una app en Android, iPhone o cualquier ordenador con navegador.
Y así nació Cycletrack.
Un rastreador de ciclo minimalista diseñado con cariño y propósito:
- Funciona con cualquier navegador o se puede instalar como aplicación
- Admite varios perfiles desde una misma cuenta
- Gratis, sin anuncios ni recopilación de datos
- Simple para adolescentes, considerado para adultos
- Centrado en lo esencial: seguimiento, comprensión y planificación
Miro no creó Cycletrack por fama ni por dinero. Lo hizo porque cree que el seguimiento del ciclo menstrual debería ser una herramienta esencial de salud disponible para todos, sin cargos ocultos ni anuncios molestos.
Si Cycletrack te resulta útil, considera apoyar el trabajo de Miro. Una pequeña donación, a tu elección, ayuda a mantener la aplicación gratuita, independiente y en constante mejora para cada mujer, niña y familia que la necesite.
💗 Porque a veces las tecnologías más poderosas nacen del amor y de un problema sencillo que vale la pena resolver.
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